Sonaban juveniles y cañeros y tenían un sonido donde destacada la gaita (¡la gaita, mamón!) y la flauta, pero fuera del sonido céltico, sus (excelentes) letras no tenían nada que ver con el folklore, eran más urbanas que su putamadre: entre la juerga, la rebeldía y la introspección.
Música bien ejecutada y con contenido, aún puedo recordar la buena impresión que me dió en aquel entonces este disco tan
01- Herida de guerra
02- No cuesta nada
03- Un par de alas
04- Hablo yo
05- Una noche más
06- Ya se ven carteles
07- Mil lagrimas
08- Desde el redil
09- No puedo más
10- La euforia
11- Mi funeral
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